miércoles, 10 de octubre de 2007

Alguien que se informa y renuncia (al menos por un rato)

“En las últimas horas, cayó detenido en nuestra ciudad, un sujeto con pedido de captura por graves delitos. El Joven, de 25 años, es solicitado desde el 22-08-06 por la causa “privación ilegítima de la libertad”, en la que interviene el Juzgado de Instrucción en lo Penal de la Segunda Nominación, y por “robo calificado con uso de arma de fuego” (en grado de tentativa) de fecha 11-10-06. Las actuaciones sumarias se instruyen en la comisaría de Distrito 12. (La noticia on line-01/10/2007).

Personal de la Comisaría de distrito 12º de Santo Tomé, labra las actuaciones sumarias relacionadas a tres capturas realizadas en las últimas horas. La primera de las detenciones ocurrió en la mañana de ayer, cuando se pudo constatar que un joven 23 años que había ingresado en averiguación de sus antecedentes registraba pedido de captura por el delito de Robo Calificado. Las otras detenciones se produjeron en horas de la tarde, cuando dos sujetos fueron trasladados por patrullas del Comando Radioeléctrico. Los jóvenes al ser identificados en la oficina de dactiloscopia, quedaron detenidos debido a que sobre uno de ellos pesaba pedidos de capturas por hechos de Robo y Robo Calificado, en tanto el otro sujeto registraba un pedido de captura por Amenazas. Los requeridos fueron puestos a disposición de las justicias requerientes. (La noticia on line-01/10/2007).

En la madrugada del martes, agentes del Comando Radioeléctrico de Santo Tomé, lograron la detención de dos sujetos de 18 y 15 […] (La noticia on line-01/10/2007).”

Basta… basta.

Solía decir, que éramos un barrio pintoresco de Santa Fe, digo, por eso de las emigraciones diarias a “la capital” para trabajar, estudiar, asistir a espectáculos, o a la universidad, comprar “en el centro”, ¿se acuerda?, si, usted, usted que tiene más de cuarenta, que si terminó la secundaria (como le decíamos antes) en Santo Tomé, seguro tuvo de compañero al mismo pibe desde el jardín de infantes. Que dos años por delante o por detrás tenía al plomo de su hermano que lo avergonzaba en el colegio o peor, al que tenía que igualar, porque no faltaba la profesora que le decía -¿usted es hermano de menganito de cuarto año?- Y a uno no le quedaba otra que confesar y tragar saliva, porque resulta que ese menganito se sacaba diez en todo y usted no tenía la menor intensión de imitarlo en nada…en fin…Santo Tomé, la Santo Tomé de las pizzerías en la avenida, de las casas con jardines (sin las rejas) y las calles arboladas (sin los pibes que piden en el semáforo de Centenario y 7 de Marzo, ni, por supuesto, los que se drogan el la placita honda cuando cae la noche), la de los olores a flores en la primavera, de los paseos por la costanera (no, no los de ahora, éstos paseos de los domingos, en la zona de los juegos para niños, todos amontonados tomando mate mientras los críos chillan y trepan; la otra costanera de Santo Tomé, la de las nochecitas de verano con poca luz y una novia de la mano, en la que uno podía caminar sobre la arena de noche mirando lo que sea sin temor a que asalten). “Esa” Santo Tomé, la que ahora está prohibida, esa que ya no existe, que nuestros hijos (en mi caso sobrinos, los que me siguen ya saben) no conocerán. “Esa” Santo Tomé, donde uno podía dejar la bicicleta en la vereda para entrar a la casa de un amigo a matear, donde las madres dejaban la puerta sin llave y a los chicos jugando mientras iban al almacén de la otra cuadra, que tampoco existe, los cambiaron por los super o hiper mercados, que para recorrerlos se necesita un mapa y donde ninguno de los que dan vueltas, saben quien uno, (no como la almacenera que hasta sabía lo que íbamos a comprar antes de que se lo pidiésemos), esos, donde además de los empleados de uniforme y gorrito, camina un señor al que lo vende la pinta, que está allí por si uno se quiere ir sin pagar algo, que lo mira con desconfianza sólo porque usted está indeciso entre el yogur con fruta, el descremado, el firme, el bebible, el con cereales, el con acti-regularis, etc., como si no fuera de lo más normal estar confuso un rato frente a las góndolas con tanta oferta innecesaria.

Renuncio, al menos por hoy (aunque estoy pensando seriamente en ampliarlo) no enciendo la tele, apago la computadora y el celular y la radio del auto. Cazo el primer colectivo que pase y me interno en algún pueblito lejano, alguno debe quedar, digo, alguno donde la gente sea todavía gente, donde no queden solamente los que sólo esperan morirse porque no encontraron lugar en otro lado, donde se salga a tomar el vermouth en el verano a la vereda (acera, digo, por si me lee algún literato amante del buen hablar, escribir en este caso).

Bueno, basta, a ver si piensan que soy un viejo inadaptado porque no me acostumbro a encender el televisor y escuchar que un niño de 12 mató a uno de 13 porque lo cargaba en el colegio.

— Gerardo

— Qué querés

— Haceme la gauchada, cubrime el asalto al ciber que a mí me llamaron de la escuela porque, el pibe ese, del que te hablé, el que todos saben que se fuma en el baño, le puso una zancadilla a mi hijo y le rompió un diente.

— No hago policiales, ya pagué derecho de piso a tu edad, ahora la actualidad ni me toca.

— No jodás.

— No jodo, no jodo. Andá que te cubro.