jueves, 26 de agosto de 2010

El día menos pensado

El día menos pensado te levantás y estás sin laburo, porque sí no más, porque te tocó. Y, a partir del día siguiente al día menos pensado ahí anda uno, dando vueltas por la costanera, porque para esa altura hay poco para andar haciendo, como prueban los análisis sanguíneos de los que resulta que hay dejar el asadito, el vinito, las medialunas de manteca, el café (al cigarrillo ya te lo han sacado diez años atrás), como decía , gracias a esos papelitos, a uno lo mandan a dar vueltas como tarado por la costanera para mantener las arterias blanditas para que pueda correr tranquilita la sangre, mientras uno se pudre mirando siempre el mismo río, la misma Santa Santa Fe en frente, la misma isla chata seca gris, y para completar hacer gimnasia impuesta por un pibe con título de médico al que se le ha puesto en la cabeza que tiene que mantenerte vio hasta los 100, decía que hacés gimnasia (porque no sé por qué uno a a esos pibes les hace caso) esquivando la cagada de los perros de moda, que como son grandes como terneros cagan como terneros, es decir montículos de diez centímetros de alto y ancho, que son ideales para practicar aeróbicos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario