sábado, 17 de noviembre de 2012

Río de palabras



En esta tierra de ríos volubles y alucinados, la gente descree de la literatura. Algunos ignoran que existe, otros la miran como si perteneciera a un lugar ajeno, remoto e indescifrable mientras que más de uno  no cabe en su asombro al considerar que es real su inutilidad y siente la necesidad de justificarla y la valida en el campo de la política, la moral, la sociología o la psicología; pero si escribo
Noviembre trae otra vez
un ramillete de raíces
ciegas
no remito a nada, escribo y no remito a nada pero no soy el único, digo que no soy el único que escribe en Santo Tomé, sin remitir a nada, a nada útil, a nada utilizable, a nada que informe, o de cuenta o enseñe o aleccione o haga historia.
En la Sociedad Italiana Cacho Agú coordina un taller literario que este año presentó en la feria del libro su primer “Cuaderno”.
Qué palabra más humilde cuaderno, lo que me pone a pensar que en otro rincón, no muy lejos de allí, otro manojo de personas se reúnen al nombre -humilde- de Palotes Literarios y también escriben.
Escriben sobre sus vidas y sus pareceres y sus miradas -únicas-; escriben palabras que unidas dan forma a cuentos a poemas u otras formas menos fáciles de clasificar -y no es esto importe en lo más mínimo-; escriben porque escribir no necesita de nada más que de escribir ni siquiera de la aprobación.
Espiemos a los Palotes Literarios;  metamos solo la oreja unos segundos, en el taller de lectura y escritura creativa del Centro de jubilados del Centro de jubilados y Pensionados de Santo Tomé.
Niño azul -fragmento- Carlos Profumati
en las manos
la súplica
llora el cielo
y en los pies
el barro

ni besos ni juguetes
solo caricias de sol

Ojitos de Escarabajo -fragmento- de Aurora Campan
Están solos
entre fantasmas y diablos
que algún alienado inventó
y como mendigo levantan
en súplica, una mano
que a nadie le importa tocar.
Duele duele duele
Me quedo triste…
más triste que nadie en el mundo ha visto

Añoranzas -fragmento- de Graciela Fiameni
Es negro
y quiero expulsarlo.
negra es la vivencia
y negro el recuerdo
para contenerlo
 para guardarlo.
Ángel de la muerte
se llevó su alma
y su cuerpo enfermo
de alcohol y de lucha
por vencer al diablo.
Ya es polvo, ya es aire
La literatura -toda ella, la de los grandes escritores, la de los pequeños aficionados- deja huella en el que escribe y en el que lee -que de algún modo completa, que de algún modo también escribe entre líneas mientras lee-.
La literatura no necesita más que mostrar. Lo que sigue, lo que deja la literatura está siempre en el interior del que lee. 
  

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